lunes, 10 de febrero de 2020

En el umbral.

A punto de traspasar el umbral para iniciar una nueva aventura en las redes, me viene un cosquilleo en el estómago como de nervios. Crear un espacio de opinión personal nunca es fácil. Siempre existe el temor de que algún lector -incluso algún amigo- pueda tomarse a mal cualquier comentario, o no encaje del todo bien alguna de las críticas que, sin duda, irán apareciendo a lo largo del tiempo que dure esta peripecia. Y, luego, está la vergüenza; ese pudor incrustado en las entrañas que es la mordaza más prieta que uno se pueda imaginar. Pero ya nada pueden todos esos remilgos. La primera entrada de este blog es la rúbrica que sella mi decisión de seguir adelante. No hay marcha atrás. Alea jacta est.

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